Los bebés tienen el sistema inmunitario menos desarrollado, por lo que es importante no correr riesgos de seguridad alimentaria. Los tarros abiertos que contengan pescado, carne o huevos, o las bolsitas para bebés, deben guardarse en el frigorífico y utilizarse antes de 24 horas. Los purés caseros y los tarros de alimentos a base de fruta o verdura durarán, refrigerados, dos días. Una vez abierta, la leche en polvo debe utilizarse en el plazo de un mes. Si ya está líquida, consérvala en el frigorífico y utilízala en 24 horas.
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