Ranking de los mejores quesos del mundo: Tienes que probarlos antes de morir
Queso, por favor

Ya sea mozzarella pegajosa en grandes cantidades derretida sobre una pizza, una crujiente tostada con queso manchego o una tabla repleta de sabrosas variedades, el queso es indulgente e infinitamente versátil. Probablemente por eso sea uno de los ingredientes más populares del mundo.
Algunos son duros, otros blandos, otros azules, pero todos son francamente deliciosos, o como mínimo en nuestra opinión. En este artículo, hemos clasificado nuestros quesos favoritos de todo el mundo, hasta llegar al mejor de todos.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir qué queso hemos clasificado como el mejor del mundo. ¿Cuántos has probado?
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveFOOD.
37. Monterey Jack, Estados Unidos

Queso americano originario de California, el Monterey Jack es un queso blanco semiduro elaborado con leche de vaca. Es suave y ligeramente dulce, y se suele utilizar como queso para fundir. Lo encontrarás a menudo en burritos, hamburguesas y sándwiches de queso a la plancha. Hay algunos derivados del original, como el Monterey Jack seco, que se envejece durante cuatro meses y se parece un poco al parmesano, y el Monterey Jack de pimienta, al que se añaden chiles, pimientos y hierbas.
36. Ricotta, Italia

Lo bueno del requesón, o ricotta en italiano, es que se elabora a partir del suero de leche que queda tras la producción de otros quesos. Eso significa que puede hacerse con todo tipo de leche, y se presenta en una gran variedad de texturas y sabores. La ricotta puede ser fresca y blanda o curada y semiblanda, y se utiliza en todo tipo de platos, desde tartas de queso hasta ensaladas. Una variedad que merece la pena probar es la ricotta di bufala Campana, que utiliza el suero sobrante de la producción de mozzarella de búfala.
35. Cashel Blue, Irlanda

El Cashel Blue es un queso azul de leche de vaca multipremiado, creado en el condado de Tipperary (Irlanda) por Louis y Jane Grubb. Cuando es joven, es firme, cremoso y picante, con notas típicas del queso azul. A medida que envejece (hasta seis meses), se vuelve más cremoso y gana en sabor. Tiene mucho carácter, pero no es demasiado fuerte, y va muy bien para cocinar. Recomendamos que lo pruebes con higos asados calientes.
34. Ossau-Iraty, Francia

Fabricado en el País Vasco francés, el Ossau-Iraty es un queso semiduro de leche de oveja. Cuando es joven, este delicioso queso es suave, cremoso, con sabor a nuez y a hierba, con un toque floral. A medida que envejece, desarrolla cristales de sal naturales y se vuelve más crujiente y complejo. Es un queso con denominación de origen desde 1980 y, en general, es mejor comerlo, no cocinarlo. El Ossau-Iraty está delicioso con higos maduros o uvas.
33. Comté, Francia

El comté es un queso con denominación de origen que se elabora en la región de Franco Condado, en el este de Francia. Es un queso duro, afrutado y con sabor a nuez, que solo puede elaborarse según unos criterios específicos. Los productores y productoras tienen que madurarlo un mínimo de cuatro meses. El comté de cuatro meses suele utilizarse en la cocina de forma similar al gruyer o al cheddar. Si el queso se deja madurar hasta 24 meses, los sabores se vuelven más complejos, y es entonces cuando el comté merece un lugar en tu tabla de quesos.
32. Vacherin Mont-d'Or, Francia/Suiza

El Vacherin Mont-d'Or se elabora en lo alto de la frontera suizo-francesa y es conocido por tener un sabor extraordinariamente rico y cremoso. Solo se elabora en los meses de invierno, con leche de vacas de razas tradicionales, y viene envuelto en corteza de abeto, una abundante madera local. El queso tiene denominación de origen y normalmente se vende a las cuatro semanas de maduración. Puedes servirlo simplemente con una cuchara: es así de cremoso. Alternativamente, puedes cocerlo en el horno y mojar pan o patatas en él, al estilo fondue.
31. Cheshire, Inglaterra, Reino Unido

Nombrado por primera vez en el siglo XVI, el queso Cheshire es un queso blanco, denso y semiduro, procedente de Inglaterra. Tiene una textura que se desmenuza fácilmente y un sabor suave y salado. Tradicionalmente servido con pastel inglés de Navidad, el queso Cheshire está igual de bueno con una manzana o una pera crujientes: su salado equilibra cualquier cosa dulce. También hay variantes rojas y azules del Cheshire, aunque en cantidades mucho menores.
30. Caerphilly, Gales, Reino Unido

El Caerphilly se elaboraba originalmente en los alrededores de su ciudad homónima, en Gales, pero la producción se trasladó a Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, se sigue fabricando principalmente en Somerset y Wiltshire, aunque debe elaborarse con leche de vacas galesas para ser designado como Caerphilly auténtico. Es un queso blanco, duro, lechoso y fácilmente desmenuzable, con un marcado sabor cítrico y un agradable gusto a mantequilla. Merece la pena buscar las versiones artesanales, elaboradas como se hacía antes de la guerra.
29. Roquefort, Francia

El llamado “rey de los quesos azules”, el roquefort se produce con leche de oveja y debe madurarse en las cuevas de Roquefort-sur-Soulzon, en el sur de Francia. Allí es donde se encuentran las bacterias naturales que dan al roquefort su sabor característico: suave e intensamente cremoso, con un toque picante debido al veteado azul. Se suele utilizar en salsas, quiches y ensaladas. También es famoso por combinar bien con las peras.
28. Reblochon, Francia

Fabricado en la región alpina francesa de Alta Saboya desde el siglo XIII, el reblochon, con denominación de origen, es un queso suave y cremoso, con corteza comestible y un sabor ligeramente terroso y a nuez.
Existen dos variedades: fermier (de granja) y laitier (de fábrica o cooperativa). El fermier se elabora artesanalmente con la leche de un rebaño, mientras que el laitier se hace con cualquier leche autorizada y no pasteurizada. Ambos son deliciosos, pero el fermier es más raro y pronunciado.
27. Panir, India

El panir es un queso fresco, sin sal, no curado, no fundente y firme, originario de la India. Originalmente se elaboraba con leche de búfala, pero hoy en día lo normal es añadir leche de vaca. Está muy extendido en otros países y es relativamente fácil de hacer en casa, ya que no contiene cuajo. Mantiene su forma durante la cocción, por lo que a menudo se fríe con especias, se añade al curry y se adoba y luego se ensarta en brochetas para la barbacoa.
26. Époisses, Francia

El Époisses, de la ciudad del mismo nombre en Borgoña (Francia), es un queso de leche de vaca no pasteurizada con un interior rico y cremoso. Se lava en Marc de Bourgogne, un aguardiente local, que le proporciona su característica corteza naranja comestible. Es bastante picante, pero su sabor es una deliciosa mezcla de salado y dulce. Es un queso fabuloso para tomar con pan o galletas saladas. Basta con dejarlo reposar una hora a temperatura ambiente para conseguir la textura perfecta, que se puede comer con cuchara.
25. Grana Padano, Italia

Al igual que el parmesano, el Grana Padano procede del valle del Po, al norte de Italia. Y, al igual que el parmesano, es un queso duro y granuloso que se madura perfectamente para rallarlo sobre la pasta y el risotto. Sin embargo, hay diferencias clave que diferencian a estos dos quesos, sobre todo durante el proceso de producción. En cuanto al sabor, el Grana Padano ofrece un sabor más cremoso y dulce que confiere un perfil diferente a tus platos. Además, es más barato.
24. Sainte-Maure de Touraine, Francia

El queso de cabra se elabora en todo el mundo, y lo hay de todas las formas, texturas y sabores. El Sainte-Maure de Touraine es una increíble variedad del valle del Loira que se cubre con una característica corteza recubierta de ceniza y tiene una pajita en el centro. Este queso con denominación de origen, elaborado con leche de cabra sin pasteurizar, tiene notas ácidas y de frutos secos, y combina bien con la miel. Su textura suave y cremosa también lo hace ideal para rellenar una baguette francesa.
23. Stilton, Inglaterra, Reino Unido

El Stilton solo puede producirse en los tres condados ingleses de Leicestershire, Nottinghamshire y Derbyshire, y se elabora desde principios del siglo XVIII. Este queso azul, ligeramente desmenuzable y cremoso, debe elaborarse con leche de vaca pasteurizada, y su perfil de sabor ácido y picante lo convierte en un gran acompañamiento de peras o apio. También es un buen queso para cocinar, y las variedades más curadas suelen proporcionar una textura más cremosa.
22. Emmental, Suiza

Este queso semiduro de Suiza se reconoce al instante gracias a sus icónicos agujeros. Aparecen mientras el emmental madura y a veces pueden ser tan grandes como cerezas. Un emmental clásico se madura durante cuatro meses para obtener un sabor suave a nuez, perfecto para servirlo frío en trozos en una tabla de quesos. Pero esos sabores se hacen más complejos cuanto más tiempo madura el queso, y también puede ser ideal para cocinar. Se suele utilizar para fondue, hamburguesas y macarrones con queso.
21. Edam, Países Bajos

El edam, con su característica capa de cera roja, es originario de la provincia de Holanda Septentrional, en los Países Bajos. Es un queso muy suave, con un sabor mantecoso y a nuez y un olor apenas perceptible. También es mucho más blando que el cheddar, lo que a menudo lo convierte en un éxito entre los más pequeños. Pero eso no significa que renuncie al sabor. Su perfil meloso es ideal para una tabla de quesos o bocadillos, y también para hornear en panes o suflés.
20. Jarlsberg, Noruega

El Jarlsberg, un queso suave con sabor a nuez y corteza de cera amarilla, es originario de Noruega y ha ganado popularidad en todo el mundo. Probablemente se deba a que este característico queso semiduro lleno de agujeros es un manjar comestible muy polivalente. Se puede utilizar directamente como tentempié, pero sus cualidades fundentes también lo hacen ideal para sándwiches de queso a la plancha. Sin embargo, mientras que la receta moderna del Jarlsberg no se desarrolló hasta 1956, la original sigue siendo un misterio.
19. Taleggio, Italia

El Taleggio se elabora con leche de vaca y procede del valle del mismo nombre, en el norte de Italia. Es un queso de corteza lavada que se roza constantemente con agua de mar durante el proceso de maduración de 50 días. Por suerte, huele más fuerte de lo que sabe. Su interior mantecoso, suave y untuoso puede resultar bastante adictivo. Déjalo reposar una hora a temperatura ambiente antes de comerlo con pan. También se funde muy bien en platos de risotto o pasta.
18. Gorgonzola, Italia

Producido en el norte de Italia, en la región de Lombardía, este queso azul elaborado con leche de vaca es cremoso, rico y picante, con un aroma notoriamente fuerte. Pero el gorgonzola más joven (conocido como “dolce”) es más suave y quizá más adecuado para las personas a las que no les gusta el queso azul. Para los y las amantes del queso que buscan sabores más atrevidos, la variedad “piccante”, más curada, es la que deben comprar. Solo tienes que sacarlo de la nevera 15 minutos antes de comerlo, o probarlo con brócoli en una quiche.
17. Mozzarella de búfala, Italia

El hogar de la auténtica mozzarella de búfala está en Campania, en el sur de Italia. La mozzarella de búfala campana, un queso blando y suave elaborado con leche de búfala de agua mediterránea, tiene denominación de origen: es mucho más blanda que la mozzarella normal y su sabor es mucho más intenso. También es más cara que la mozzarella de leche de vaca, así que quizá no quieras fundirla encima de una pizza, sino en una bruschetta con tomates y aceitunas, para apreciar realmente su delicado sabor.
16. Manchego, España

Firme y de textura mantecosa, el manchego es el queso más famoso de España. Tiene denominación de origen y debe elaborarse en la región de La Mancha con leche de oveja manchega. Después, el manchego se deja madurar durante al menos dos meses, pero el proceso puede alargarse hasta los dos años, lo que permite que los sabores se vuelvan más complejos. Como resultado, tiene ese toque cítrico habitual en los quesos de leche de oveja. Tradicionalmente se come con membrillo, pero también queda muy bien con embutidos.
15. Cotija, México

El Cotija, llamado así por la ciudad del mismo nombre, es un queso de leche de vaca mexicano hecho a mano. Es seco, firme y muy salado. De hecho, su alto contenido en sal y su textura granulada hacen que el Cotija no pueda disfrutarse como queso de mesa. Tampoco se funde bien, pero resulta delicioso utilizado para darle un toque a sopas, tacos, maíz asado y burritos. Puedes utilizarlo de forma similar al feta o al parmesano.
14. Mascarpone, Italia

El mascarpone es un queso crema italiano aterciopelado, más rico y cremoso que su homólogo estadounidense. La sensación en boca espesa y mantecosa del mascarpone se consigue porque los productores utilizan grasa de mantequilla en el proceso de fabricación, lo que le da un alto contenido graso del 75 %. Se utiliza para enriquecer salsas para pasta, risotto, tartas de queso y, sobre todo, el tiramisú, favorito en todo el mundo por su sabor a café cremoso y con alcohol.
13. Provolone, Italia

Este queso semiduro y graso tiene una característica forma de pera y se produce principalmente en el valle del Po, en el norte de Italia. Para hacer provolone, se utiliza leche de vaca. El queso se envejece durante un mínimo de cuatro meses. El sabor cambia cuanto más tiempo se añeja: el provolone piccante tiene un sabor picante y atrevido, mientras que el provolone dolce es más joven, suave y blando. También puedes encontrarlo ahumado, normalmente precortado, para poner en pizzas y bocadillos.
12. Burrata, Italia

Imagina que cortas una fabulosa mozzarella y encuentras una crema rica y espesa en el centro. Eso es la burrata: una bola exterior firme rellena de deliciosa crema y cuajada de queso. Este queso artesano procede de Apulia, en el sur de Italia, y tiene un nombre apropiado derivado de la palabra italiana para mantequilla. Pero la burrata, elaborada con leche de vaca o búfala, no se cocina con ella, sino que se sirve tal cual, con aceite de oliva, hojas de albahaca y tomates frescos.
11. Halloumi, Chipre

El halloumi es originario de Chipre y normalmente se elabora con leche de oveja y cabra. Es un queso semiduro y bastante salado. Esto lo hace perfecto para cocinar, ya que mantiene su forma para dar un exterior crujiente y un centro fundente. Puedes freír, hornear o asar el halloumi y servirlo con ensaladas y verduras asadas. Este queso crujiente también puede cocinarse como si fueran unas estupendas patatas fritas, pero cuidado: son bastante adictivas.
10. Gouda, Países Bajos

Este queso semiduro de Gouda, en los Países Bajos, es uno de los más antiguos de los que se tiene constancia que se siguen elaborando con la misma receta. En la actualidad, hay tres goudas con denominación de origen que se fabrican en el país, incluido el Boerenkaas, que se produce de forma tradicional con leche no pasteurizada. Un gouda joven tiene un sabor suave que lo convierte en la mejor elección para fundir y para bocadillos. Envejecido, tiene un sabor pleno con un ligero dulzor y un crujido de cristales de sal.
9. Gruyer, Suiza

Este queso alpino, que debe su nombre a la ciudad suiza de Gruyère, tiene denominación de origen en Suiza. Se elabora con leche no pasteurizada y el proceso de maduración tiene lugar en bodegas húmedas que imitan las temperaturas de las cuevas naturales. El gruyer es dulce y con sabor a nuez cuando es joven, pero a medida que madura se vuelve más complejo. Merece la pena probar el gruyer suizo, aunque también hay variedades americanas y francesas.
8. Brie de Meaux, Francia

En todo el mundo se elaboran varios tipos de queso tipo brie, pero los dos únicos con denominación de origen proceden de su región natal, en el norte de Francia: el Brie de Meaux y el Brie de Melun. Elaborados con leche no pasteurizada, madurados durante más tiempo y con una textura más intensa, picante y cremosa, estos son las variantes ideales para una tabla de quesos. Otras versiones suelen ser más suaves y más adecuadas para cocinar, ya que se funden bien.
7. Feta, Grecia

El feta griego tradicional tiene denominación de origen en la Unión Europea, aunque en otros países se producen versiones con nombres genéricos. El feta griego se elabora con leche de oveja, o una combinación de leche de oveja y cabra. El queso se sala en seco y luego se madura en salmuera. La maduración posterior tiene lugar en cubas de acero o barriles de madera, que le confieren sabores complejos. Firme y maravillosamente picante, el feta es perfecto para ensaladas, tortillas y hornear.
6. Pecorino romano, Italia

El pecorino romano se elabora exclusivamente con leche de oveja italiana y es una denominación protegida en la Unión Europea. Es un queso duro y salado, madurado un mínimo de cinco meses, que los cocineros italianos utilizan tradicionalmente en platos de pasta. Curiosamente, el pecorino romano curado durante ocho meses puede ser menos salado y utilizarse como queso de mesa, en vez de para rallar.
5. Raclette, Suiza

La raclette se originó en Suiza. Su nombre no solo hace referencia al rico queso fácil de fundir, sino también al emblemático plato en el que se sirve. Tradicionalmente, este queso de gran tamaño se cortaba y calentaba al fuego, y luego el queso fundido se raspaba en platos, para servirlo con salami, pepinillos y patatas: una auténtica delicia para el frío alpino. Hoy en día, en Francia y Suiza, el proceso se ha modernizado con la ayuda de las raclette eléctricas de sobremesa. El verdadero queso raclette se elabora con leche cruda y tiene denominación de origen en Suiza.
4. Camembert de Normandía, Francia

Este delicioso queso de pasta blanda y corteza comestible procede de Normandía, en el norte de Francia. Solo una variedad, el Camembert de Normandie, tiene denominación de origen. Este se elabora con leche no pasteurizada. Cuando es joven, tiene un sabor ácido y una textura calcárea en el centro. Para comerlo solo, recomendamos hacerlo lentamente a temperatura ambiente, donde adquiere una textura más cremosa y un sabor más profundo. También puedes fundir el queso entero en el horno, pues es ideal para untar en tostadas o palitos de pan.
3. Cheddar, Inglaterra, Reino Unido

Creado originalmente en Somerset, el queso cheddar no tiene denominación de origen y se produce en todo el mundo en una gran variedad de colores y sabores. Por eso es uno de los quesos más populares del mundo, utilizado para rallar, cocinar y hacer bocadillos. Pero el auténtico cheddar de los fabricantes artesanos suele ser añejo y tiene una textura más desmenuzable y un sabor a nuez, con cristales de sal procedentes del añejamiento. Su sabor perdura en la boca.
2. Mozzarella, Italia

La mozzarella es semiblanda, no madurada y uno de los quesos más vendidos en todo el mundo debido al gran consumo de pizza. La mozzarella para pizza suele producirse en masa, por lo que a veces tiene un carácter fibroso, gomoso y meloso, perfecto para fundir. Una bola de mozzarella fresca más cara, la que usarías en casa para ensaladas y platos italianos caseros, es suave, blanda y sedosa, con un sabor cremoso.
1. Parmigiano Reggiano, Italia

El queso de cocina por excelencia. ¿Qué haríamos sin el Parmigiano Reggiano? Elaborado con leche de vaca, es de color amarillo pálido y tiene una característica corteza dura. Es una variedad con denominación de origen, producida en determinadas provincias del norte de Italia. Cuanto más tiempo envejece el queso, más granuloso y cristalizado se vuelve, con un crujido debido a los cristales de sal. Cuando es joven (unos 18 meses) es el queso perfecto para rallar sobre pasta y risotto. A medida que envejece, a veces hasta 30 meses, también puede mordisquearse solo.
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Última actualización por Luke Paton.
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