Una hamburguesa fresca solo necesita un ingrediente clave -carne picada- más un poco de condimento y quizá un huevo para ligar. Eso significa que son superfáciles de hacer desde cero. Aunque ofrecen una opción de cena fácil, las hamburguesas congeladas de los supermercados suelen estar repletas de conservantes, sal extra e ingredientes innecesarios. Si optas por las congeladas, comprueba el envase: los ingredientes deben indicar generalmente solo carne, sal y pimienta. 

El calamar se congela bien y suele venir eviscerado y limpio, listo para usar. Descongelarlo adecuadamente marca la diferencia en el resultado, así que déjalo descongelar toda la noche en el frigorífico (no a temperatura ambiente) o pásalo, aún embolsado, por agua fría. Sin embargo, los calamares rebozados o empanados suelen contener colorantes, saborizantes y conservantes artificiales, por lo que es mejor consumirlos ocasionalmente. 

La comida congelada para fiestas puede ser útil si cocinas para una multitud, pero suele estar muy procesada. Los aperitivos como las mini hamburguesas con queso, las pizzas y las salsas de pollo pueden contener docenas de ingredientes adicionales, como conservantes, emulsionantes, azúcar añadido, aceite de palma y alérgenos ocultos como el gluten, el sésamo y la levadura. Para facilitar las cosas, mezcla la comida congelada para fiestas con opciones caseras más sanas, como crudités y salsas (en la foto), ensaladas y mini patatas de bolsa caseras.

Una investigación del periódico The Guardian descubrió que a algunas pechugas de pollo congeladas se les añade suficiente agua y aditivos como para que pesen una quinta parte. Conocido como "rellenado" (o "volteado", cuando la carne se mezcla con agua y aditivos), no es ilegal, aunque debe declararse en la lista de ingredientes. Busca etiquetas que indiquen el porcentaje de pechuga de pollo, junto con agua y sal. 

Los productos "sin gluten", aunque eliminan ciertos alérgenos, no son necesariamente una opción más sana, sobre todo si son congelados. Muchas opciones están procesadas e incluirán azúcar y sal añadidos, así como aditivos. Sin embargo, no todas las marcas son iguales, así que comprueba en la etiqueta nutricional los ingredientes naturales (cuantos menos ingredientes, mejor) y ten cuidado con los azúcares o edulcorantes ocultos, como la dextrosa y la maltodextrina, así como con los nombres impronunciables que indican aditivos químicos.

Aunque el ajo congelado conserva su característico sabor robusto y puede ahorrarte tiempo, sacrificarás la textura. Para comidas frescas, como unos sabrosos espaguetis aglio e olio, es mejor utilizar ajo fresco para no comprometer el sabor. También conviene recordar que los bulbos de ajo suelen venir sin envoltorio, mientras que los congelados suelen venir envueltos, por lo que comprarlos frescos es una forma estupenda de reducir el consumo de plástico.

A menos que te estés aprovisionando para una fiesta, hacer tu propio hielo es una obviedad. No solo es gratis, sino que puedes variar la forma de tus cubitos de hielo con un molde reutilizable. Los cubitos cuadrados grandes son estupendos para cócteles, mientras que las formas divertidas de animales serán geniales para una fiesta infantil.

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Los grandes tarros de helado gourmet pueden incitarte a darte un capricho, pero normalmente ofrecen una relación calidad-precio mucho mejor. En cambio, los tarros individuales de helado no suelen ser una opción económica. Compra los grandes y además desperdiciarás menos envases. 

Los polos o healdos de palito comprados en tiendas son prácticos, pero comprueba que no contengan azúcares añadidos, como fructosa y jarabe de glucosa, estabilizantes y trazas de alérgenos, como la leche. Si los preparas tú mismo con fruta fresca, zumo o cordial, verás que es más rápido de lo que esperas y también mucho más barato. 

Puede que sean específicos para niños, pero los platos preparados y alimentos congelados para niños -incluso los "sanos" o "aprobados nutricionalmente"- pueden contener más ingredientes de los que algunos padres quisieran. Si tienes tiempo, puedes intentar hacer comidas familiares por tandas, congelar las porciones sobrantes y reservar tus propios platos preparados caseros para las ajetreadas noches de entre semana. Verás que a menudo también te sale más barato.

Aunque las cebollas precortadas pueden ahorrarte tiempo, lo más probable es que estés arañando momentos, no minutos. Algunos críticos sostienen que el sabor, la textura y la acritud de una cebolla también se ven afectados por la congelación. También es útil tener en cuenta todo el plástico adicional que incorporarás al comprar alimentos congelados, en comparación con las cebollas frescas, que a menudo vienen sin envases. Si no te gusta cortar las cebollas tú mismo, ponlas en un robot de cocina.

Una receta básica de tortitas contiene tres ingredientes -huevos, harina y leche- más un poco de aceite para freír, mientras que las tortitas congeladas pueden contener mucho más, incluidos números aditivos y azúcar añadido. Hacerlas caseras es más asequible, más nutritivo y solo te llevará un poco más de tiempo. Conviértelo en un asunto familiar y haz que los niños también participen. 

La pasta es la mejor comida rápida de entre semana. De hecho, la mayoría de la pasta seca tarda solo 10 minutos en cocerse, tiempo suficiente para preparar una salsa sencilla, y la pasta fresca es aún más rápida. La carbonara, por ejemplo, solo necesita cinco ingredientes (huevos, mantequilla, parmesano, pecorino y panceta) y está lista en unos minutos. Comprarla congelada apenas ahorra tiempo, pero comprometerá la textura y el sabor. 

Puede ser útil tener en el congelador bollería lista para hornear, como croissants y pain au chocolat. Lamentablemente, también están procesados y contienen aditivos como emulgentes, agentes de tratamiento de la harina y grasas poco saludables como el aceite de palma, que no se utilizarían normalmente en una panadería de renombre. Come bollería congelada rápida como capricho, si no, hazte la tuya propia o acércate a la panadería más cercana.

Las bases de masa congeladas son útiles para tener en el congelador, pero los moldes preenrollados suelen salir mucho más caros que si los hicieras tú mismo en casa. Estirar la masa lleva unos instantes, así que ponte manos a la obra y ahorra algo de dinero. 

Al igual que muchos alimentos procesados, las pizzas congeladas a menudo pueden estar llenas de ingredientes con alto contenido calórico, grasas saturadas y sal. Opta por hacer la tuya propia o por preparar una pizza en casa utilizando una base ya preparada. Si te ciñes a ingredientes sencillos y añades algunas verduras, no hay necesidad de que resulte cara o poco saludable. 

Aunque las patatas fritas congeladas de buena calidad son una de las mejores opciones en el pasillo de los congeladores, las patatas congeladas (enteras o reformadas) no son el mismo caso. Las patatas asadas congeladas ya hechas pueden ser una gran idea en principio, ya que reducen el tiempo de cocción de una hora en el horno a cinco minutos en el microondas, pero comprobarás que la piel carece de textura y queda poco crujiente, y además hay una pérdida significativa de valor nutritivo. Como el tiempo de preparación de las patatas es mínimo, sáltate las opciones congeladas y opta por las auténticas. 

Las carnes procesadas han sido reclasificadas como carcinógenas, lo que significa que hay pruebas suficientes de que estos productos pueden causar cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha aconsejado que limitemos nuestra ingesta de todas las carnes procesadas, tanto congeladas como frescas. Esto incluye productos como los perritos calientes o salchichas, el jamón, las salchichas, la carne en conserva y las carnes enlatadas. En su lugar, intenta incorporar más comidas vegetarianas a tu semana y compra en su lugar productos frescos de primera calidad. 

Todos sabemos que los platos precocinados suelen estar muy procesados y a menudo contienen aditivos, así como azúcar y sal añadidos, y los estudios han descubierto que las opciones más caras y de primera calidad pueden tener más sal, grasas saturadas y azúcar que sus homólogas más baratas. En los últimos años han aparecido en el mercado algunas opciones más sanas, con menos ingredientes y aditivos. Antes de comprarlos, lo mejor es examinar la lista de ingredientes y las etiquetas para saber qué contienen.

A algunos les preocupa que recalentar el arroz pueda provocar una intoxicación alimentaria, pero, si se prepara correctamente, el risotto listo para comer es seguro. Hay que tener en cuenta que congelar el arroz puede afectar a su textura, e inevitablemente, el risotto preparado suele contener conservantes, sal y azúcar añadidos. Hacerlo tú mismo desde cero es probablemente más nutritivo y rentable. 

Hay una gran variedad de hamburguesas vegetarianas y veganas frescas y refrigeradas a la venta, pero es importante recordar que sin carne no siempre significa sano. Las hamburguesas vegetarianas congeladas siguen estando procesadas y pueden contener aditivos como estabilizantes, ingredientes transgénicos (alimentos modificados genéticamente), aceite de palma, alérgenos como cebada, trigo y levadura, y azúcar y sal añadidos. Los productos baratos suelen ser los de peor calidad, pero no siempre es así, por lo que es mejor leer las etiquetas antes de comprar.

Los alimentos precocinados para el desayuno, como los gofres dulces, pueden ser cómodos, pero puede que obtengas más de lo que esperabas. Los gofres caseros contienen harina, huevos, leche, azúcar, levadura en polvo y aceite -todos alimentos básicos que solemos tener en nuestras despensas-, mientras que los gofres congelados suelen esconder aditivos, azúcares procesados y sal añadida. Si tienes tiempo, prueba a hacerlos desde cero.

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