Ahorra tiempo y dinero: 34 trucos y recetas brillantes para cocinar con antelación como todo un experto
Cocina con antelación

Con un poco de planificación previa, es fácil preparar comida que se extienda más allá de una sola comida. ¿La clave? Cocinar por lotes. Cocinar una gran cantidad de comida no solo te ahorrará tiempo a largo plazo, sino que también puede ayudarte a ahorrar dinero y reducir los residuos. Para ayudarte a convertirte en un profesional de la cocina por lotes, hemos recopilado la lista definitiva de consejos, trucos y recetas, desde cómo aprovechar al máximo el espacio de tu congelador hasta cómo preparar recetas básicas para varias comidas diferentes.
Haz clic o desplázate para descubrir 34 trucos geniales para cocinar en lotes que te garantizarán ahorrar tiempo, y llega hasta nuestro consejo más ingenioso de todos que cambiará tu forma de cocinar.
Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveFOOD
34. Prueba a cocinar brownies en tandas

¿A quién no le gustaría tener brownies siempre listos? Los brownies son una receta estupenda para hacer en grandes cantidades; se conservan hasta tres días en un recipiente hermético y se congelan bien, así que vale la pena hacer varias tandas. Puedes guardarlos en cajas entre hojas de papel de hornear, o bien congelarlos abiertos en una bandeja antes de meterlos en bolsas.
33. Hornear pan de plátano por lotes

El de pan de plátano, aromatizado con café y nibs de cacao, es perfecto para hornear en tandas. Se conserva durante tres días en un recipiente hermético y se congela bien. Vale la pena congelar el pan de plátano en porciones individuales, para que puedas sacar una cuando quieras. Nos encanta servirlo ligeramente tostado, con un poco de mantequilla o mantequilla de cacahuete.
32. Prueba el pollo desmenuzado

Tener pollo desmenuzado en la nevera o el congelador es muy útil para muchas recetas. Puedes usarlo en salteados, ensaladas, sándwiches, sopas, burritos, platos de fideos, tacos y mucho más. Escalfa un pollo entero y luego desmenuza la tierna carne; también obtendrás un caldo de pollo muy sabroso para congelar. Incluso puedes congelar los huesos de pollo para usarlos cuando hagas más caldo en el futuro.
31. Piensa con antelación y prepara pasteles dulces

No es una receta que puedas preparar en minutos debido al largo tiempo de fermentación, así que hay más razones para hornear en tandas bollos de canela dulces y pegajosos. Empaquétalos en cajas entre hojas de papel de hornear antes de meterlos en el congelador. Cuando quieras comerlos, descongélalos durante la noche en el frigorífico y luego hornéalos rápidamente en un horno muy caliente durante unos minutos para que se calienten y se ablanden.
30. Vigila las especias

Un curry o un chili con carne suelen saber mejor al día siguiente de haberlos hecho, ya que todas las especias habrán tenido tiempo de impregnarse realmente en la salsa. La congelación también intensifica el sabor de las salsas, lo cual es, por supuesto, algo bueno. Sin embargo, es algo que hay que tener en cuenta a la hora de sazonar o añadir picante a una salsa. La sal y el chile se volverán más fuertes al congelarse, por lo que es posible que quieras reducir la cantidad; siempre puedes añadirlos más tarde después de recalentar y probar.
29. Experimenta con el pulled pork

Un buen pulled pork es pura dedicación. La carne necesita marinarse y luego cocinarse a fuego lento durante horas para quedar perfecta. Lo ideal es usar una paleta de cerdo de unos 2 kilos, lo que significa que, a menos que estés cocinando para un batallón, es una gran opción para hacer en lotes y congelar.
Empieza cortando la carne y frotándola con 2.8 kilos de sal marina y 4 kilos de azúcar moreno. Déjala reposar en la heladera toda la noche. Al día siguiente, enjuágala bien para quitar el exceso de sal y azúcar, sécala completamente y marínala con tus hierbas y especias favoritas. Cocínala en el horno a temperatura media durante seis a ocho horas, rociándola de vez en cuando para que quede jugosa.
Cuando esté lista, úsala para hamburguesas, nachos, tacos, sándwiches, quesadillas o lo que se te antoje. Es un plato versátil y fácil de guardar para cuando necesites una comida rápida y deliciosa.
28. Elimina el aire

Si congelas alimentos en bolsas de plástico, elimina la mayor cantidad de aire posible empujando y aplanando los ingredientes antes de sellar. Esto ayudará a prevenir la quemadura por congelación, un fenómeno que hace que se formen cristales de hielo en los alimentos congelados cuando se exponen al aire en el congelador. No es dañino, pero afectará a la textura, el color y el sabor de los alimentos. Si congelas los alimentos en cajas con tapa, añadir una capa de papel de hornear sobre la superficie de los alimentos también creará una barrera adicional.
27. Prueba a hacer barritas de granola caseras

Siempre vale la pena tener a mano algunos aperitivos saludables, tanto si prefieres disfrutarlos con un café a media mañana como si los metes en una fiambrera. Las barritas de granola son ideales, ya que se conservan hasta una semana en un recipiente hermético. También se congelan bien, así que haz una tanda para la despensa y otra para el congelador. Puedes adaptar la receta para incorporar tus frutos secos, frutas deshidratadas y semillas favoritos.
26. Utiliza tu procesador de alimentos y tu licuadora

Cuando estés hasta los codos picando cebollas, zanahorias y apio, o si estás haciendo una gran cantidad de pasta de curry o pesto, deja el trabajo en manos del procesador de alimentos, que lo hará todo en minutos. Del mismo modo, si tienes muchas zanahorias o queso para rallar, prueba a utilizar el accesorio de la placa de rallado de tu herramienta. ¿Quieres hacer sopa o un puré? Una batidora de mano barata te dará un resultado más suave, y puedes mezclar los ingredientes en la sartén para ahorrar tiempo y lavar menos.
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25. Ten siempre una tanda de tortitas en el congelador

Tener una tanda de tortitas en el congelador hace que el desayuno sea muy fácil: puedes recalentarlas congeladas en un horno muy caliente durante unos 5 minutos y luego servirlas a todos al mismo tiempo, en lugar de tener que cocinar cada tortita individualmente. Congela las tortitas entre hojas de papel de hornear para poder sacar las que necesites. Para una tanda sencilla, mezcla 130 gramos de harina común, pizca de sal, 2 cucharadas de azúcar en polvo, 130 mililitros de leche y un huevo, y mezcla hasta que quede suave y espeso. Añade un cucharón de masa a una sartén caliente con mantequilla derretida y espera hasta que el panqueque comience a burbujear antes de darle la vuelta. Repite el proceso hasta que tengas tantos panqueques como necesites.
24. Aprende a cocinar pasta al horno

Los guisos de pasta, como macarrones con queso, son bastante sencillos de preparar, lo que los convierte en una comida perfecta para cocinar en tandas y disfrutar entre semana. Prepara una gran cantidad (puedes duplicar la mayoría de las recetas con bastante facilidad) y, a continuación, divide el guiso en porciones antes de congelarlo. Caliéntalo en el microondas o durante unos 20 minutos en el horno a temperatura media. Prueba nuestro cremoso guiso de pasta con champiñones, beicon y guisantes, bañado en una rica salsa de queso.
23. Divide en porciones antes de congelar

Lo último que quieres hacer es intentar descongelar una gran lasaña congelada a la hora de la cena. Por eso, cuando cocines en grandes cantidades para congelar, divide la comida en porciones antes de meterla en el congelador. Piensa en el tamaño de las porciones; las raciones individuales funcionan cuando tienes adolescentes que quieren comer a las 9 de la noche, por ejemplo, o cuando solo hay una persona en casa para comer.
22. Ordena la despensa

No hay nada peor que estar a mitad de una receta y descubrir que una especia esencial, que normalmente se encuentra escondida en el fondo del armario, lleva caducada dos años. La clave para cocinar por lotes es la organización, así que haz una buena clasificación de tu despensa antes de empezar. De esta manera, sabrás exactamente lo que tienes y lo que necesitas comprar.
21. Ten a mano productos de panadería congelados

Tener algunos productos horneados y aperitivos en el congelador es muy práctico, y los scones, uno de los favoritos del té de la tarde británico, son realmente deliciosos. Por lo general, es necesario comer los scones recién horneados el mismo día en que se hacen, pero se congelan muy bien. Congélalos una vez horneados, en capas en cajas entre papel de hornear, o congélalos rápidamente en una bandeja y luego guárdalos en bolsas. Calienta los scones en un horno caliente durante unos minutos antes de servirlos.
20. Ten cuidado al volver a congelar alimentos

Cuando los alimentos descongelados se vuelven a congelar sin cocinarlos, pueden proliferar bacterias nocivas y provocar una intoxicación alimentaria. Por lo tanto, si has descongelado carne picada para hacer hamburguesas, no debes volver a congelar la carne cruda; de lo contrario, corres el riesgo de contaminación bacteriana. Sin embargo, si primero cocinas las hamburguesas y luego las congelas, no pasa nada. Del mismo modo, si utilizas gambas crudas congeladas en un pastel de pescado, puedes congelar el plato terminado una vez cocinado.
19. Prepara una base multiusos

Tener platos básicos multiusos en el congelador o en el frigorífico siempre es una ventaja. Una rica salsa de tomate, como la salsa marinara, puede acompañar albóndigas, pasta o escalope, o utilizarse como salsa para mojar las patatas. Haz una gran cantidad y congélala en porciones utilizables, o guárdala en el frigorífico para una comida rápida entre semana. Se conserva hasta cinco días en el frigorífico.
18. Prepara un guiso con carne

Los guisos más sabrosos siempre implican una cocción lenta y prolongada. Los cortes de carne más baratos, como la espinilla o la costilla, aportan mucho sabor, pero tardan en quedar tiernos y fundentes. Si tienes el horno encendido, puedes duplicar la receta o cocinar dos guisos diferentes. Se congelan perfectamente o se conservan hasta tres días en el frigorífico.
17. Limpia el frigorífico

Necesitarás espacio para almacenar los productos perecederos antes de empezar a cocinar. Así que tira o convierte en abono cualquier cosa que se haya estropeado y comprueba que tienes suficientes productos básicos (como puré de tomate y leche) a mano. Organiza el frigorífico para que puedas verlo todo y aprovecha para limpiarlo bien. Utiliza una solución de bicarbonato de sodio o líquido o pastillas esterilizantes, todos ellos inodoros.
16. Prueba a hacer granola para el desayuno

La granola tarda unos 30 minutos en hornearse y prepararse, así que no es algo que hagas a primera hora de la mañana. Es perfecta para preparar en grandes cantidades, ya que se conserva unas dos semanas en un recipiente hermético. Además, al hacerla tú mismo, sabes exactamente cuánta azúcar contiene, a diferencia de la granola comprada en el supermercado, y puedes agregar tus frutos secos favoritos. Una receta sencilla combina 100 gramos de salvado, 150 gramos de avena, 1 cucharada de aceite de girasol y 5 cucharadas de miel de maple. Hornea la mezcla durante unos 20 minutos y revuélvela a la mitad del tiempo para asegurarte de que esté dorada y crujiente por todos lados. Cuando la mezcla se haya enfriado, añade los frutos secos.
15. Cocina tus guarniciones al momento

Si no estás preparando comidas para la semana, te recomendamos que no cocines acompañamientos, como pasta, arroz o verduras al vapor, con antelación. Suelen disfrutarse mejor frescos y tardan menos de 15 minutos en prepararse. Además, sabrán mucho mejor y no se volverán blandos o viscosos durante el proceso de descongelación.
14. Haz un gran lote de chili con carne

Un chili con carne realmente bueno lleva tiempo de cocción, por lo que definitivamente vale la pena hacer una gran cantidad, guardar un poco en el refrigerador para la semana siguiente y guardar otro poco en el congelador. También se puede disfrutar de muchas maneras; sírvelo con arroz, crema agria y guacamole, úsalo como relleno para patatas asadas o viértelo en nachos.
13. Revisa los recipientes de almacenamiento

Cuando cocinas a fuego lento, es imprescindible disponer de una buena cantidad de recipientes con tapa aptos para el congelador. Comprueba lo que tienes antes de ir a la tienda: ¿todavía tienes cajas con tapas que encajen y de qué tamaños son? Si tienes poco espacio en el congelador, puedes usar bolsas de congelación y algunos recipientes de papel de aluminio reutilizables (también puedes hornear y congelar platos en los recipientes de papel de aluminio para mayor comodidad). Las bolsas de plástico para congelar, verter y guardar tienen una base sólida, por lo que son perfectas para sopas y salsas.
12. Prueba diferentes currys

Los curris que se preparan con antelación (o se congelan) saben aún mejor al recalentar. ¿Vas a preparar un curri de pescado? Añade el pescado a la base justo antes de servir, en lugar de congelarlo todo. Los curris de carne, sin embargo, pueden cocinarse en su totalidad antes de congelarlos; simplemente no añadas hierbas ni aderezos.
11. Etiqueta las cosas

Tanto si preparas comida para la nevera como si la guardas en el congelador durante semanas, es una buena idea etiquetar tus platos cocinados. Invierte en algunas etiquetas de comida para tus recipientes herméticos, coge un rotulador negro para tus bolsas de congelador y asegúrate de anotar el nombre de la comida y la fecha en que la preparaste. La mayoría de las comidas cocinadas pueden durar unos tres meses en el congelador antes de que su sabor y textura se vean comprometidos, por lo que es posible que también quieras incluir una fecha de caducidad.
10. Añade hierbas y verduras blandas cuando recalientes

Tanto si estás cocinando para el congelador como si estás preparando un plato para guardar en el frigorífico, hay algunas recetas en las que los ingredientes finales se añaden una vez que el plato se descongela el día de servirlo. Por ejemplo, las hierbas frescas o las verduras con un alto contenido en agua se pueden añadir cuando se recalienta la comida para evitar que se ablanden.
9. Limpia a medida que avanzas

Cocinar varios platos a la vez puede ser desordenado y abrumador, por lo que la forma más fácil de mantener el control es ordenar a medida que avanza. Muchos chefs recomiendan tener a mano un bol grande para los restos de verduras y los elementos inutilizables; de esa manera, evitarás una gran acumulación de desorden. ¿Tienes un curry que se está cociendo a fuego lento? Limpia las superficies mientras esperas.
8. Asegúrate de que tus sartenes sean lo suficientemente grandes

Si vas a cocinar grandes cantidades, lo último que quieres es darte cuenta de que no tienes una olla lo suficientemente grande para cocinar la sopa. Así que, antes de empezar a cocinar, piensa en cuántas comidas esperas preparar, lee el método y averigua qué utensilios de cocina necesitarás. Podría ser tan sencillo como usar dos ollas medianas o invertir en una olla grande para futuros días de cocción por lotes.
7. Cocina hasta cierto punto

Los ingredientes delicados pueden perder su textura, sabor y consistencia cuando se congelan, por lo que vale la pena esperar para añadirlos hasta el momento de recalentar. Por ejemplo, si estás preparando un curry de gambas, guarda o congela la salsa base y luego añade las gambas, la lima, las espinacas y el cilantro cuando esté muy caliente y listo para servir.
6. Organiza el congelador

Puede parecer obvio, pero para cocinar por lotes con éxito, tendrás que hacer espacio en tu congelador. Descongela y usa todo lo que puedas, y tira cualquier artículo desconocido o que tenga quemaduras de congelación excesivas. ¿Tres bolsas abiertas de patatas fritas para horno? Consolídalas en una sola bolsa. Si tienes un arcón congelador, puede ser útil invertir en unas cuantas cestas aptas para el congelador para poder ver exactamente lo que hay dentro. Sé implacable y empieza con una pizarra limpia y organizada.
5. Prepara sopas en grandes cantidades

Las sopas sustanciosas son perfectas para las comidas entre semana, pero pueden implicar mucho picado y un lento sudado de las verduras. Esto las convierte en una buena candidata para una sesión de cocción por lotes, especialmente si utilizas tu procesador de alimentos y tu batidora para hacer gran parte del trabajo duro por ti. Una clásica sopa de cebolla francesa es una gran elección, ya que lleva tiempo conseguir que las cebollas alcancen el punto dulce y caramelizado. En todas las sopas, añade el toque final (hierbas, nata o queso) justo antes de servir.
4. Descongela en el frigorífico durante la noche

Aquí tienes una regla esencial de higiene alimentaria que debes cumplir: descongela los alimentos en el frigorífico (no a temperatura ambiente) durante la noche. Esto ayudará a prevenir el crecimiento de bacterias y evitará el riesgo de intoxicación alimentaria. Cuando estés para comer, calienta la comida que elijas en el horno. También puedes verterla en una sartén y recalentarla en la encimera hasta que esté completamente caliente.
3. Piensa detenidamente en lo que estás cocinando

Hay algunas recetas que simplemente no funcionan para cocinar por lotes o hacer con antelación. Los salteados son el ejemplo perfecto; la frescura y el crujiente de las verduras son clave para este plato, y los fideos pueden volverse viscosos si no se sirven frescos. Si tu comida tarda 15 minutos en llegar a la mesa, reserva tus esfuerzos de cocción por lotes para las comidas que impliquen más tiempo de preparación y cocción.
2. Deja enfriar completamente

Tanto si la comida va a ir al frigorífico como al congelador, es esencial enfriarla bien de antemano. Congelar o refrigerar comida caliente o templada aumentará la temperatura ambiente dentro del frigorífico o congelador, lo que puede hacer que se estropeen otros alimentos y, en casos excepcionales, puede favorecer el desarrollo de bacterias. Tapa la comida y deja que se enfríe por completo o, en un día caluroso, colócala sobre un recipiente con cubitos de hielo o bloques de hielo para acelerar el proceso de enfriamiento.
1. Prepara tu equipo

Si estás planeando pasar todo un día en la cocina, es hora de canalizar a tu chef interior y organizarte. Comprueba que todos tus cuchillos estén lo suficientemente afilados; los cuchillos desafilados te harán perder tiempo y aumentarán las posibilidades de que te cortes. Saca todos los ingredientes que necesitas para la receta, clasifica las sartenes que vas a usar y prepara todos los ingredientes antes de empezar, y despeja y limpia a medida que avanzas.
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